Seguir ciertos tipos de pensamientos hace que muchas personas elijan seguir caminos aparentemente fáciles, pero ¿cuál es el resultado de esto?

Una de las principales funciones de la Palabra de Dios es confrontarnos. Sin embargo, para justificar malas decisiones y malos hábitos, muchas personas dicen “no es exactamente así” y otras frases con el mismo significado que se han vuelto bastante comunes, como la que se puede ver en la imagen de abajo. Aunque parezca simple, esta idea es utilizada por el mal para crear espacio en la mente de las personas, sembrando dudas sobre las enseñanzas de Dios.
Este tipo de pensamiento aparece en diversas situaciones y aleja a la persona del Creador. Por ejemplo: mentir está mal, pero algunos dicen que “todo el mundo lo hace” y mienten para su propio beneficio. Otro ejemplo: Jesús enseñó sobre el perdón. Pero muchos prefieren guardar rencor y decir: “No puedo perdonar eso”. Estas actitudes demuestran resistencia a la Palabra y una preferencia por seguir su propio camino.
¿Por qué sucede esto?
El engaño de las puertas anchas
El diablo es un maestro del engaño e incluso puede disfrazarse de ángel de luz (2 Corintios 11:14) para lograr sus objetivos. Mezcla la verdad con la mentira, creando confusión y dificultando discernir lo correcto.
Esta mezcla seduce por sus conveniencias y da lugar a un evangelio de “puertas anchas”, donde todo está permitido. Así, no solo llega a una persona, sino que también intenta, a través de estos pensamientos, que otros sigan el mismo camino. Pero Jesús fue claro: la salvación solo se alcanza mediante el sacrificio.
Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. Porque estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. (Mateo 7:13-14)
La voluntad habla más fuerte
Los humanos tenemos una tendencia natural a buscar el camino más fácil, el que nos brinda placer inmediato o nos parece correcto. Y es entonces cuando los mandamientos de Dios se vuelven una carga, difíciles o incluso innecesarios.
Poco a poco, la voz de la fe se ve ahogada por los deseos personales. Y lo que debería preservar la vida se deja de lado, abriendo camino a la desobediencia y al distanciamiento de Dios.
Esto no solo ocurre en el mundo real. En el entorno virtual, el engaño puede ser aún más sutil y peligroso. En las redes sociales, por ejemplo, se normalizan las normas contrarias a la fe, y muchos, sin darse cuenta, acaban absorbiendo ideas que debilitan su comunión con Dios.
Las etapas del distanciamiento
- Todo comienza con cuestionar lo que está escrito en la Palabra de Dios.
- La mente comienza entonces a buscar justificaciones para elecciones que parecen más placenteras, incluso si son peligrosas.
- A partir de ahí, vienen las pequeñas concesiones: un error aquí, otro allá.
- Sutilmente, estos errores abren la puerta a conductas como chismes, coqueteos, insinuaciones maliciosas, amistades tóxicas, lugares y contenidos inapropiados, vocabulario cargado de blasfemias y más.
Esta estrategia es vieja
La estrategia de engaño del diablo comenzó en el Jardín del Edén. Aun rodeada de todo lo bueno que Dios había creado, Eva fue inducida a dudar de la guía divina respecto al fruto prohibido. Valiéndose de la propia Palabra de Dios, el diablo distorsionó la verdad para confundirla y seducirla (Génesis 3:4-5).
El resultado de esta elección es bien conocido: Adán y Eva cedieron al engaño, pecaron y fueron expulsados del paraíso. Las consecuencias, incluida la muerte, aún se sienten hoy.
Resultados
El intercambio de lo eterno
Hay un cambio de valores: lo que antes era valioso, como la oración, la lectura de la Palabra y la búsqueda de Dios, empieza a parecer una carga o insignificante. Mientras tanto, las prácticas vacías cobran prioridad.
Poco a poco, esta persona intercambia lo eterno —la salvación— por lo efímero: posesiones, estatus y placeres momentáneos. Un intercambio injusto y peligroso.
Muerte espiritual
Este enfriamiento casi siempre pasa desapercibido. A menudo, el diablo “envuelve las cosas”, haciendo que todo parezca inofensivo al principio. Pero gradualmente, estos comportamientos debilitan a la persona, haciéndola ceder a la tentación y al pecado.
Aunque el pecado promete placer o bienestar, es importante recordar lo que dice Romanos 6:23:
“La paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”
En la Santa Biblia con Notas de Fe , el obispo Edir Macedo explica que «quienes se entregan a una vida de pecado tendrán como justo pago la muerte espiritual, que es la separación eterna de Dios. Por otro lado, él [el apóstol Pablo] destaca la gran ventaja de sacrificar una vida de pecado para servir al Señor Jesús: la conquista de la vida eterna».
¿Qué es necesario hacer?
Desvelarse
Una de las principales pautas de Dios para proteger la fe es la vigilancia: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8).
Pero ¿de qué debemos cuidarnos? De nuestras propias inclinaciones. La naturaleza humana se corrompe fácilmente, por lo que es esencial fortalecer el espíritu para que pueda dominar los deseos de la carne.
Pero cada uno es tentado cuando es atraído y seducido por su propia pasión. Entonces, cuando la pasión ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. (Santiago 1:14-15)
También es importante prestar atención a las conversaciones, pues quienes ya han sido infectados por la idea de que “no es así” intentan difundir este pensamiento, influyendo negativamente en quienes están distraídos.
No subestimes la apariencia del mal
Un error común es creer que tienen la fuerza suficiente para afrontar cualquier situación, por lo que se exponen voluntariamente a entornos o circunstancias que pueden ser tentadores. Pero Dios nos guía claramente en su Palabra:
“Absteneos de toda especie de mal” (1 Tesalonicenses 5:22
La recomendación del apóstol Pablo va más allá del mal evidente, como explica el obispo Macedo en referencia a este versículo: «Normalmente, detrás de un gesto o una palabra supuestamente buenos, se esconde una mala intención camuflada. Lo cierto es que el mal siempre se disfrazará de bien; por lo tanto, por si acaso, no está de más estar un poco más alerta».
Examínese usted mismo
Si expresiones como “no es así” ya forman parte de tu vocabulario, sé humilde y evalúa tu condición espiritual. Pregúntese: ¿de dónde provienen estas preguntas contrarias a la Palabra de Dios? Identifique la raíz y corrija su rumbo. Elimine todo lo que le aleja de la presencia del Creador y opunte a ello.
Arréglese usted mismo
Así como el diablo engaña para alejar a alguien de Dios, también utiliza la misma estrategia para impedir que una persona se acerque a Él.
Pensamientos como “Dios no me perdonará”, “no hay manera para mí” o “no me aceptará nuevamente” son trampas que llevan a
muchos a rendirse.
Pero hay una salida y está en la Palabra de Dios: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). Respecto a este pasaje, el obispo Macedo explica que «al reconocer y arrepentirse de sus pecados, culpas e impurezas, los seres humanos atraen la misericordia de Dios. Cuando se humillan y confiesan sus errores ante Él, con
la firme decisión de abandonar definitivamente sus transgresiones, reciben su perdón».
Por lo tanto, dejar de usar excusas para hacer lo que quieres, como la frase “no es exactamente así”, es su decisión. Si decide no usarla más, puede empezar su vida de nuevo.
