Contenidos repetitivos y sin sentido, como el de Tralalero Tralala, están ganando terreno en internet, lo que demuestra que los padres deben filtrar lo que llega a sus hijos.
Si en el pasado la televisión era considerada superficial, atractiva y culpada del embrutecimiento de la población, hoy tiene un fuerte competidor: las redes sociales digitales.
A pesar de desempeñar un papel importante a la hora de conectar personas y proporcionar acceso a la información, algunas plataformas se especializan en ofrecer lo peor de lo que hay disponible, como vídeos carentes de cualquier contenido constructivo.
¿Tiburón en zapatillas?
A principios de este año, un video de un tiburón de tres patas con zapatillas deportivas se volvió viral. El video, generado por IA, está acompañado por una canción que repite la frase “Tralalero Tralala”, seguida de una sección cantada con acento italiano, considerada blasfema por su lenguaje ofensivo contra Dios.
La secuencia de audio se considera adictiva, especialmente para niños. Lo más sorprendente es que “Tralalero Tralala” no significa absolutamente nada, y los creadores no intentan ocultarlo, ya que los videos están acompañados por la etiqueta italiana “brainrot”. El término inglés “brain rot” se puede traducir al portugués como “podredumbre cerebral”.
Los personajes se multiplican
El éxito de este tipo de contenido se ha extendido por todo el mundo y ha crecido a un ritmo alarmante. Al Tralalero Tralala se le han unido otros igualmente confusos, como la Capuccina Ballerina, que combina la imagen de una bailarina con una taza de capuchino como cabeza; y el Crocodile Bombardiro, un híbrido entre un cocodrilo y un bombardero.

La psicóloga Camila Galhego explica los riesgos de ver estos videos: «Contenido ilógico como este puede hacer que los niños pierdan la capacidad de razonar y se confundan. Aún no tienen la capacidad de distinguir entre la realidad y la imaginación. Pueden sentirse perdidos y ansiosos ante contenido sin sentido».
La ciencia lo confirma
Varios estudios ya han advertido sobre los riesgos del uso temprano del celular, especialmente el aumento de casos de depresión y ansiedad en niños y adolescentes. Ahora, un estudio norteamericano publicado en la Revista de Desarrollo Humano y Capacidades ha revelado un hecho aún más preocupante: el bombardeo de información e imágenes antes de los 13 años provoca cambios psicológicos, ya que el cerebro aún se está desarrollando en esta etapa de la vida.
Los niños expuestos diariamente a este tipo de contenido presentaban mayor dificultad para dormir e inseguridad, así como problemas en la relación con sus padres, dificultad para asimilar el material escolar e incluso pensamientos suicidas. Estos resultados llevaron a los investigadores a sugerir restricciones globales en el uso de teléfonos celulares y redes sociales.
Niños en riesgo
Al afectar el cerebro, las redes sociales han privado a niños y adolescentes de su capacidad de pensar, dejándolos aún más vulnerables. Decisiones, sentimientos e incluso la fe se ven comprometidos por tanta estimulación superficial. El resultado es una generación más ansiosa e inestable, sin tiempo para madurar ideas, desarrollar el pensamiento crítico o fortalecer valores.
En Brasil, una ley federal restringió el uso de teléfonos celulares en las escuelas para promover un ambiente escolar más propicio para el aprendizaje y la interacción. Medidas como estas son válidas, pero también se debe tener cuidado con las lecciones que los niños reciben en casa.
Moldeando generaciones
Camila enfatiza que los límites saludables son importantes para los niños. “Los padres que aman a sus hijos comprenden la importancia de estos límites, y aquí no nos referimos a castigos, sino a reglas. El diálogo también es esencial, ya que los niños tienden a adherirse con mayor facilidad cuando entienden las razones”, afirma.
Los niños necesitan que se les presenten nuevas formas de divertirse y jugar. Y cuando se les presenten pantallas, los padres deben supervisar su navegación en línea. Es fundamental que esta generación aprenda a pensar por sí misma y no se deje absorber por contenido que limite su potencial.
