Muchos de ellos llegan desde comunidades lejanas, con pocos recursos, cargando no solo la preocupación por su ser querido, sino también la angustia de no tener dónde dormir, qué comer o cómo sostenerse durante su estadía. Algunos pasan días enteros en la sala de espera, sin descanso, sin apoyo, esperando noticias, orando con fe.
El grupo de evangelización de la Iglesia Vida Nueva de Progreso realizó una hermosa labor de amor y servicio al entregar una cena deliciosa a los familiares de los pacientes del hospital local.
Más allá del alimento, nuestros voluntarios llevaron también una Palabra de esperanza, apoyo y consuelo, recordándoles que no están solos y que Dios sigue obrando incluso en medio del dolor.









“Y el Rey les responderá: Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí.”
(Mateo 25:40)
