Como hijos de Dios, estamos llamados a vivir una fe que se expresa en el amor. Ayudar al prójimo no es una opción, sino una muestra viva del Evangelio en acción.
Jesús nos enseñó a ser luz en medio de la oscuridad y a no cerrar el corazón ante la necesidad del otro. Él dijo: “En verdad les digo que cuanto hicieron a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicieron” (Mateo 25:40).
El grupo T-Ayudo en San Pedro Sula quiere ser la voz para aquellos que muchas veces no son escuchados: los familiares de los pacientes del hospital Mario Catarino. Se les entregó una cena preparada con mucho cariño.
Por eso, como comunidad cristiana, hacemos un llamado a la acción. Que cada uno dé desde lo que pueda: una comida caliente, ropa, agua, palabras de aliento, una oración… Todo gesto cuenta. Que nuestras manos se conviertan en el consuelo de Dios para quienes hoy lo necesitan desesperadamente.








